De Morata de Tajuña a Chinchon

Escrito por Patxi Ortiz.

El domingo 5 de febrero ha sido el día elegido para arrancar la temporada ciclista 2006 de alucherosdelpedal. Después del periodo de hibernación motivado por las Fiestas Navideñas y las sucesivas olas de frío, la nueva temporada ciclista comienza en las cálidas tierras de la vega del Tajuña y la visita a la bonita localidad madrileña de Chinchón como atractivos del pequeño viaje. Para esta primera ruta contamos con la incorporación de nuevos talentos: José, Eduardo y María, además de los ya habituales Cesar, Moreno, Patxi, Lozoyano, Sonia y de los rescatados Alejandro Sterilla y el Gran Escorpión que irrumpe con gran fuerza y motivación en esta nueva temporada, confiemos en que no sea “agua de mayo”.

La ruta parte desde Morata de Tajuña (en la N-III) y tiene como objetivo finalizar en la misma plaza del pueblo de Chinchón, toda una señora plaza.

Desde la plaza de la Iglesia, se toma la carretera a Perales de Tajuña. Junto al cementerio un camino asfaltado sube hasta la fábrica de hormigones y da acceso a la via verde del Tajuña. Recorreremos unos 4 kms de su rectilíneo trazado hasta alcanzar una caseta del Canal de Isabel II, en el margen derecho. En ese punto se abandona la vía y se atraviesa con precaución la carretera. Al otro lado aguarda otra pista que tras salvar el río Tajuña por un puente metálico comienza a remontar suavemente la ladera. Después de unos inicios de incertidumbre en el grupo y desconcierto provocados por no saber como iniciar la etapa de hoy el grupo empieza a pedalear junto y las cosas comienzan a discurrir de una forma más natural, más relajada, empezamos a disfrutar y a conocer a los nuevos integrantes del grupo.

Más adelante nos toparemos con una explotación de yeso. ¡Ojo!, éste es el punto delicado de la ruta, de hecho nosotros nos separamos del camino que deberíamos haber seguido. Llegamos gracias a las indicaciones que nos iban dando los olivareros que vareaban concienzudamente las ramas de los olivos para recoger los preciados frutos.

Se trata de rodear por el lado derecho la explotación de yeso antes de acceder a ella, ya que no tiene salida. Tendremos que tomar las rodadas del fondo de la vaguada, siempre por la margen derecha de la “yesera” y en menos de 1 km se debe retomar la traza del antiguo ferrocarril. La cuestión es que tras pasar una nave abandonada a mano derecha debemos buscar el trazado del antiguo ferrocarril que volveremos a encontrar girando hacia la izquierda y no dejandonos llevar siguiendo esta pista que más adelante comenzará a ascender y que todavía más adelante saldrá a la carretera (ese no es el camino, que quede claro). Por lo tanto después de haber encontrado el trazado del antiguo ferrocarril, y de un prolongado pero suave ascenso se atravesará una carreterita (que lleva a Morata de Tajuña), se alcanza la cota más alta de la ruta, donde se abandona definitivamente el trazado del antiguo ferrocarril. El casco urbano de Chinchon ya se divisa y dos caminos agrícolas nos llevan sin titubeos hasta la misma entrada del pueblo.

Km 25 – Se llega a la plaza de Chinchon. Para aquellos que no la conozcan será muy agradable el descubrimiento. Al ser un domingo, la plaza estaba completamente llena de visitantes-domingueros sentados en las terrazas comiendo o tomando su aperitivo. Un trenecito de burros hacían las delicias de los niños que podían contratar un pequeño tour alrededor de la plaza. Los balcones ocupados por parejas que comen asomados desde un lugar privilegiado desde el que pueden divisar todo lo que en la plaza se cuece, que es mucho. Puestos de ajos ofreciendo los frutos mas autóctonos de la Vega del Tajuña. Y desde lo alto, la Iglesia con su explendida torre contemplandolo todo, testigo único de la vida de un pueblo invadido por visitantes de fin de semana. Precisamente hasta la Iglesia con su torre subimos para dan buena cuenta de nuestras viandas. Un mirador envidiable desde donde la comida se digería con agrado y disfrute gracias a lo privilegiado del entorno y las vistas. Y nosotros… a disfrutar de la situación, de la comida y de la bebida. Después nos tomamos un café en la antigua posada del Tío Tamayo donde convaleció Frascuelo de las muy graves heridas que le infirió un toro en la capea que se celebró en la plaza el 25 de Julio de 1863, allí también hablamos con los paisanos. La vuelta por el mismo trayecto que habíamos traído. ¿Qué más se puede pedir para un domingo?

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